Escribimos mucho sobre los alumnos y como pueden mejorar. Ahora vienen consejos para los asesores. Y es que uno no nace sabiendo cómo hacer las cosas. Existen muchos investigadores jóvenes que buscan a como dé lugar el desarrollar su carrera exitosamente. Para ellos van los siguientes puntos que deben cuidar antes de enfrentarse a un estrepitoso fracaso académico.
Acepta alumnos a tu grupo de investigación sin ningún criterio.
Una vez que tienes tu proyecto aprobado llega el momento de buscar alumnos para desarrollar el trabajo de experimental o de campo. Es fácil pensar en poner un anuncio por la facultad invitando a cualquier interesado en el tema para que se acerque a ti. Hay unos que incluso usan tácticas de markenting y colocan frases como “Se otorgará beca por…” “Se contará con apoyo económico de…”. Eso está bien siempre y cuando se establezca un criterio (convincente para ti mismo) con base en el cual serán aceptados o rechazados los interesados.
En mi experiencia puedo indicarles que una gran parte de investigadores bajan sus estándares por un fenómeno de “baja demanda hacia la investigación”. Es decir, pocos son los que se interesan en desarrollarse dentro de la investigación a académica. A reserva de la opinión de otras personas, considero que es más viable tener un alumno que cumple mis criterios a cinco que han sido atraídos meramente por “la necesidad de titularse” o por el apoyo económico que uno les ofrece.
Guarda las apariencias ante tus alumnos prospecto. Que ellos conozcan tu verdadero carácter con el tiempo…
Realizar un trabajo de investigación implica muchas cuestiones personales, aunque formalmente no debería ser así. Dado que vas a convivir con tus alumnos por un buen rato es necesario decirles de buenas a primeras como acostumbras trabajar y qué es lo que deben esperar de ti. Muchas veces tenemos cierta calificación que nos dan los alumnos de la facultad; o somos “estrictos” o somos “barcos” o lo que sea. Lo importante es exponerles quienes somos realmente de modo que nos aseguremos que podremos convivir en paz durante el desarrollo del proyecto.
Escóndete de tu estudiante
Lo peor que puedes hacer como asesor es esconderte de tu alumno. Ya sabemos que estás muy ocupado pero siempre será necesario que programes sesiones quincenales o mensuales en las que se expongan todos los temas pendientes y se afiance el trabajo futuro. Estas reuniones pueden tener toda una seria de dinámicas que van desde sentarse a dialogar hasta la exposición de sus avances ante un pequeño grupo de voluntarios. Lo importante es brindarle herramientas al estudiante de modo que aprenda de sus aciertos y errores durante todo su camino por tu laboratorio o centro de investigación.
También déjame decirte que el “ausentismo del asesor” es una de las quejas más recurrentes de los estudiantes. Esa es de las principales razones por las que estos contratan a particulares para que funjan como asesores alternativos. En ocasiones es prácticamente un acto de desesperanza frente a la actitud de lejanía que podrías tener ante tu alumno.
Regaña a tu estudiante en vez de ofrecerle soluciones
Partimos del entendido que tú aceptas el perfil del estudiante que llegó a ti. Es decir que si necesita ser adiestrado en labores técnicas, tú tendrás un protocolo para que esta capacitación proceda adecuadamente. Sin embargo, una de las cosas que más se dejan al último son las habilidades de redacción y todo lo implicado en la investigación documental. Cierto es que la mayoría de los perfiles de egreso de las carrera contemplan un seminario de investigación pero mi experiencia me indica que esto no basta. En todo caso, al ser testigos de deficiencias de este tipo, en lugar de regañar al estudiante podemos orientarlo a los cursos y talleres que ofrece la facultad o alguna entidad externa. La idea es que ya están los dos en el mismo barco y repito, si tú conocías de antemano el perfil de tu alumno, pues también aceptaste el buscarle ayuda externa en algún momento del desarrollo del proyecto.
Haz las cosas por tu alumno (resuelve su vida)
El extremo contrario del asesor regañón es aquel que se la pasa arreglando todo por el muchacho. Algo así como que ya se desesperó de que el niño no tiene futuro y entonces le escribe partes de la tesis o le hace experimentos. Como resalta a la vista, esta actitud resulta todavía más tóxica que la anterior. Hay que considerar que el estudiante todavía está en formación y necesita aprender cosas por el mismo. Resolverle la vida justificándose tras razones de eficiencia terminal o de productividad académica es inadmisible.
Algunos pensaran que este escenario es rarísimo y que prácticamente ningún tutor se prestaría a hacerlo. Sin embargo, ha sabido de casos en los que investigadores, particularmente los jóvenes que aún no son muy conocidos ni cotizados, tienden a aplicar estas prácticas en menor o mayor medida. Sea como sea, esto es sin duda como abrir una puerta más al fracaso como asesor.
Ahora llega el tiempo de escucharte. Comenta qué otros puntos aconseja evitar para que los investigadores jóvenes no caigan en en los mismos errores.
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