A lo largo de estos años que hemos dedicado a ayudar a las personas a escribir sus tesis, nos hemos topado con una gran variedad de criterios o lineamientos que las universidades piden a sus alumnos para escribir su investigación. En esta entrada mencionamos algunos de los más destacados con la finalidad de que observes los contrastes y tengas un referente para entender esta situación.
La extensión
La cantidad de páginas de una tesis es un tema controversial. Nosotros consideramos que lo importante siempre será privilegiar la calidad antes de la cantidad, pero algunas universidades son enfáticas y establecen un número de páginas mínimo para que la tesis sea aceptada. Y no solo eso, sino que pueden pedir desde 30 páginas hasta 200. ¿Cómo saber qué extensión es la mejor? Solo conociendo los requisitos que la escuela emite.
Sin embargo, si tú puedes decidir libremente la cantidad de páginas, es necesario que tomes en cuenta tu tema de investigación, las gráficas, el respaldo teórico, el número de anexos y otros factores para equilibrar el contenido.
El formato de citas
Este aspecto es más homogéneo tiende a ser menos impactante como el número de páginas. No obstante, puede causar dolores de cabeza si el alumno no conoce el sistema mediante el cual deberá citar sus fuentes. Solo basta imaginar que ya tienes tú tesis de 100 páginas, escrita y revisada en ortografía y redacción, pero la universidad te la devuelve porque las citas deberían ser en Vancouver y no en APA, o a la inversa. Cambiar el formato no es algo difícil de entender, pero sí es demandante de tiempo y puede retrasar tus planes de titulación.
La recomendación es averiguar desde el inicio el formato de citas y utilizar un sistema automatizado para hacer cambios de último momento. El mismo programa de Word tiene una funcionalidad de bibliografía que permite ingresar los datos para generar esta información automática y sin mayor inversión de tiempo.
El enfoque metodológico
Este punto sí es crucial ya que implica el cómo se desarrollará la investigación de la tesis. Generalmente las universidades citan libros de autores reconocidos para alinearse con una perspectiva que los alumnos puedan consultar por su cuenta y así evitar mayor confusión. No es raro escuchar frases como "me pidieron hacer la tesis como el libro de Sampieri”, o “necesito que se escriba conforme al manual de X autor”.
El área de estudio es un factor que determina fuertemente el enfoque metodológico: no sería comparable una tesis de Derecho a una de especialidad médica, o una de Administración. La metodología en cada caso es muy variada e implica habilidades y conocimientos diversos. Esto aunado a que el tiempo que se le dedica no sería el mismo en estos casos que ejemplificamos.
La presentación de protocolo o anteproyecto
Como se puede entender, un anteproyecto debería redactarse previo a la tesis para que, de esa forma, el tema y su metodología sean aprobados. A pesar de esto, en la práctica nos hemos topado con que las universidades tienen procesos administrativos algo retorcidos y hacen exactamente lo opuesto: primero exigen la tesis, y cuando ya está aprobada, registran el protocolo que se deriva del contenido de ese documento.
Lo anterior puede ser funcional siempre y cuando se cuente con un asesor que ayude al estudiante y le solicite hacer un esbozo del planteamiento del problema y los temas que abordará en el documento. Pero en ocasiones no existe tal asesoría y los estudiantes se ven confundidos ya que pretenden comenzar la redacción de un documento sin saber qué estructura tendrá y ni siquiera que objetivo desean cumplir.
La recomendación es que, si no te piden un protocolo como requisito, aun así elabores una versión antes de comenzar formalmente con el capítulo primero de la tesis. Esto te permitirá tener mayor claridad sobre lo que tratará tu documento. Incluso será de ayuda para que algún asesor pueda orientarte más fácilmente ya que tendrás por escrito las ideas que pretendes desarrollar.
El nombre y número de capítulos
Aquí hay otro ejemplo en el cual las discrepancias entre universidades es tal que prácticamente hacer una tesis es un asunto de caprichos más que de un proyecto que sirva para la formación del alumno. Algunas escuelas establecen, sin posibilidad de cambio, cuáles serán los capítulos y el número de páginas que debe tener cada uno. A otros, por su parte, ni siquiera les importa si la tesis es solo un capítulo, solo con introducción y conclusiones.
¿A qué se debe este contraste? Si dejamos de lado el área de especialidad, que es lo que comentamos previamente, quedamos reducidos a criterios meramente subjetivos. Esto no quiere decir que sean incorrectos o que no tengan justificación. De hecho hay tantos libros de cómo hacer una tesis que cualquiera puede argumentar sus decisiones en cuanto a la forma y contenido.
¿Qué debemos hacer entonces? Lo primero es informarse bajo qué criterios se rige la universidad, la facultad, o hasta el mismo asesor que escogimos para escribir la tesis. Así al menos ya sabemos cómo debemos actuar, aunque no estemos completamente de acuerdo con ellos. Si por el contrario vemos que no hay lineamientos y estamos en la libertad de proceder a nuestro criterio, es necesario asesorarnos adecuadamente para que nuestra propuesta tenga validez y podamos justificarla.
Escribir la tesis no debería ser un dolor de cabeza ni se trata de una caja negra que guarda secretos inentendibles. Si contamos con las herramientas apropiadas, podemos hacer que este proceso sea cómo y nos proporcione conocimiento y habilidades que en algún momento nos serán de utilidad durante nuestra vida profesional.
