Los casos de figuras públicas que han sido señalados por comentar plagios se han vuelto una tendencia cada vez más recurrente por las implicaciones políticas que conlleva. Seguramente aquellos que conocemos son solo algunos pocos de una cantidad extraordinaria de documentos que incurren en la apropiación académica.
Uno de los puntos más alarmantes de la discusión, es que exista complicidad estudiante-asesor como sucedió con el caso de Yasmín Esquivel y su asesora, Martha Rodríguez. Desde el momento en que se defiende un caso que tiene muchas pruebas en su contra, existe un grave problema de intereses.
Lo más embarazoso de estas situaciones es la afectación a la reputación de los involucrados en el plagio. Ciertamente hay niveles de responsabilidad que escalan hasta las mismas instituciones educativas, pero aquel que sustentó la tesis es sobre quien recaerá esta mancha ante la opinión pública. Esto independientemente de acciones legales, disciplinarias o de toda índole que pueden ocurrir.
Con el ejemplo de la Ministra Esquivel se pone de manifiesto que incluso el propio asesor y compañía pueden avalar plagios. No sabemos si fue por omisión o negligencia, pero para aquellos que están en su proceso de titulación, implica que deben poner mayor empeño para no verse involucrados en un escándalo de este tipo.
El plagio puede darse de distintas formas, desde la apropiación de ideas ajenas sin dar crédito, hasta la copia textual de documentos enteros. Por experiencia puedo decir que muchas veces el plagio se comete involuntariamente al no tener asesoría correcta por parte del tutor o asesor. En pocas palabras, es muy común citar mal por desconocer las normas e incurrir en plagio.
A lo anterior hay que agregar que muchos asesores se desentienden de su labor orientadora y abandonan a sus estudiantes “a la buena de Dios”. Como el principal interesado es el alumno, tienen que recurrir a ayuda externa para sortear este tipo de situaciones tan frustrantes.
En ese sentido, es de lo más comprensible que los tesistas contraten servicios profesionales para hacer su tesis, y de esa manera, cumpla con todos los estándares que exige la universidad. Hay muchas etapas del desarrollo de una tesis en las que un asesor externo puede participar. En todas ellas los ofertantes que son serios y profesionales, buscarán generar productos de calidad que ayuden al alumno a cumplir con la redacción de su tesis.
No está de más buscarse ayuda bajo el supuesto de que nuestro asesor o asesora no tomen con seriedad nuestra tesis. Como tesistas, somos los que debemos asegurarnos de cumplir con la entrega de un trabajo competente que ampare nuestro título. Es preferible tomar precauciones antes y no esperar a que alguna anomalía sea detectada y eso afecte nuestra carrera.
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